Rabioso
y con ojos de vidrio, al Angel de los diez mil dólares le pareció lógico que la
justicia nunca alcanzara al ogro y que sí psicoanalizara al genio de las
carpetas escarlatas.
La desobediencia siempre es pecaminosa y
tres días en el purgatorio no alcanzaban. Orugas rasgando los campos de marte,
reptiles copando el laberinto podrían ser el ejemplo perfecto.
El mundo tenía fines didácticos y muchas
catapultas secretas. Producir la germinación mental era ir más allá de los
límites, pero el gigantismo mental era sumamente delicioso.
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