miércoles, 11 de enero de 2017

Abrazos...


Los ojos sin rostro

(Les yeux sans visage, Georges Franju, 1959)


   Un clásico de culto, con elementos de terror y suspenso que no apeló a los clásicos clichés del género, pero que todavía conserva momentos inquietantes.
   En el film, vemos los esfuerzos que realiza el doctor Génessier para reconstruir el rostro de su hija, que había sido desfigurada en un accidente automovilístico.
   Acompañado por una fiel ayudante, el doctor secuestrará jóvenes rubias de ojos azules, con las que tratará de restituirle la cara a Christine, la cual vive recluida en la enorme y particular mansión con pasadizos secretos y un siniestro laboratorio.

   El equilibrio entre algunas imágenes llenas de poesía y los elementos siniestros de la historia, hacen que este no sea un film de terror típico, pero que de todas maneras es y ha sido muy perturbador. 

Las tres caras del miedo

(Black Sabbath- I Tre volti della paura, Mario Bava, 1963)



   Interesante film italiano constituido por tres historias de terror, en el que brilla el gran Boris Karloff como presentador entre los segmentos y como protagonista en uno de ellos.
   El teléfono, Los wurdalak y La gota de agua, es el orden de los relatos presentados, en los que la presencia femenina es el motor de las mismas.
   Ante el éxito de otras películas de Mario Bava, esta fue lanzada en Estados Unidos con el nombre de Black Sabbath, cambiándoles el orden de las historias y suavizando los diálogos en algunas escenas.
   Tal vez el segmento más flojo sea El teléfono, el único que no tiene elementos sobrenaturales y que apenas es una historia de venganza; mientras que en La Gota de agua y Los wurdalak lo siniestro es fundamental para el desarrollo y cierre de las mismas.

   Una gran oportunidad para disfrutar de una obra muy peculiar por la diferencia de estilo entre los segmentos de ambientes cerrados, paisajes nevados y casas saturadas de colores, y para deleitarse con la presencia de Karloff que en esos años, ya mayor, estos papeles le calzaban como anillo al dedo. 

Pensamientos


La reina del desierto