(Ich seh Ich se, Severin Fiala, Veronika Franz.Austria, 2015)
Dulces
sueños, mamá, es una película austriaca de difícil visión y que provoca
mucha incomodidad en el espectador, por sus silencios, por su clima, por la
sensación de que algo terrible puede suceder en cualquier momento, y cuando hay
niños de por medio todo se acrecienta.
Dos gemelos esperan solos la llegada de su
madre que fue sometida a una cirugía estética. Cuando ella arriba a la casa,
con su rostro completamente vendado, notan un comportamiento muy extraño, lo
que les hace pensar que es otra persona...
Por lo que los hermanos idean un plan para desenmascararla. Entonces….
¡Mejor no contar nada más!
El misterio se desentraña lentamente, hay
pistas sueltas en varias escenas, pero lo mejor es dejarse atrapar por lo vacío
del film, esa casa fría donde transcurre todo, donde la paranoia, cierta
perversidad, y las pesadillas azotan a los protagonistas.
Realizada con un modesto presupuesto, Goodnight Mommy demuestra, como tantas
otras veces, que menos es mucho más.
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