(2:22, Paul
Currie, 2017)
Coproducción entre USA y Australia, tiene
como dato más interesante a Michiel Huisman (Game of Thrones) y a Teresa Palmer
(Mi novio es un zombi) como la pareja protagonista que debe saber por qué el
destino los ha unido y al mismo tiempo, descubrir cuáles son las circunstancias
que deben enfrentar y que los quiere separar.
Recuerdos, patrones que se repiten, vidas
pasadas y un asesinato realizado 30 años atrás son los hechos que desfilan ante
nuestros ojos de manera profesional, pero a control remoto, sin mucha
profundidad. Un thriller paranormal que luego cambia su registro a un drama
romántico teñido por un aura universal de redención y perdón.
Filme ideal para ver un domingo a la tarde
por TELEFE, no depara muchas sorpresas, pero la química (y la facha) de la pareja principal, hacen que
al menos, la película sea digerible y no mucho más que eso.
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