(Nadja, Michael
Almereyda, 1994)
Nadja,
la hija del conde Drácula camina por las calles de Manhattan tratando de
liberar su dolor, luego de que Van Hellsing haya matado a su padre.
Apadrinada por David Lynch y filmada en
blanco y negro, la película de tono independiente, es estéticamente
maravillosa, al igual que la banda sonora apoyada en temas de Portishead y de My Bloody Valentine.
Con reminiscencias de cine clásico y de
experimentación estética, Nadja es una propuesta diferente en el terreno
vampírico con varios puntos de contacto con la posterior The addiction (Abel Ferrara, 1995), en la que brillan una
enigmática y sugestiva Elina Löwensohn, y un Peter Fonda delirante que compone
a un Van Hellsing muy alejado de lo que hemos visto en cine y al que nos ha
acostumbrado.
No da miedo pero se disfruta. Si se animan....
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