(Aquaman, James Wan,
2018)
Un film deslumbrante, poderoso en lo visual
y muy modesto y reiterativo en su trama, en la que no aparece una idea nueva en
ningún momento. Un relato en el que se puede adivinar qué va a suceder a la
siguiente escena. Eso no sería tan malo si al menos tuviera impacto. Cosa que
no sucede en ningún momento.
La pelea por un trono, dos medio hermanos,
uno malo, el otro bueno, una princesa de carácter indomable… demasiadas veces
visto.
No se puede negar que Jason Momoa tiene
carisma y Aquaman en un personaje que le cae como anillo al dedo, que Amber
Heard es bellísima y nos hace olvidar esa horrible peluca pelirroja que le
pusieron, y que la producción es increíble. Pero no alcanza a disimular las
fallas y las obviedades de esta película que parece haber sido realizada para Disney kids.
Para muestra un botón: los atlantes se
quejan de que los humanos contaminan y llenan los mares de basura… ¿Cómo
dejaron ellos el mar después de semejante batalla final?
Que alguien me lo explique.
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