(Alphaville, Une étrange aventure
de Lemmy Caution, Jean Luc Godard, 1965)
Filmada en Blanco y
negro, la historia nos cuenta que el agente secreto Lemmy Caution es enviado a la lejana ciudad de Alphaville, con la misión de arrastrar consigo (o liquidar si se
niega) al profesor Von Braun, inventor de un rayo mortal que puede acabar con
todo. Casi sin quererlo, su hija, Natacha Von Braun lo guiará por la ciudad y
lo ayudará.
Allí, Caution
notará que los habitantes tienen un comportamiento anormal y que se manejan
como si fueran autómatas de carne y hueso, carentes de emociones. Luego
descubrirá que todo está dominado por la gigantesca computadora Alphaville 60, creada por Von Braun, la cual, básicamente suprime emociones y
sentimientos.
Sin tener la espectacularidad de las
películas de Hollywood, Alphaville es
una aventura futurista con tintes de cine negro, ambientada en una ciudad fría
y oscura, en la que se lucen Eddie Constantine con aires de Bogart, y una Anna Karina de mirada perdida
que seduce y obnubila.
Este film de culto de Godard seguramente ha
inspirado a otros clásicos modernos como Brazil
de Terry Gilliam y Blade Runner de
Ridley Scott, con el que tiene más de un punto de contacto.
Viéndola cuarenta y tantos años después,
puede resultar un poco lenta y de diálogos muy ampulosos, pero no se podrá
negar el poder de sus imágenes y la habilidad que tuvo el director para crear
un mundo futurístico casi de la nada, en una época en la que no se soñaba con
la utilización de las PC para realizar efectos especiales.
De visión obligatoria, ¡Véala ya mismo!
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