(Mandy, Panos
Cosmatos, 2018)
Mucho se ha hablado de este film en las
páginas y sitios de cine especializados con muy buenas críticas, e inclusive se
habla de que posiblemente llegue a ser “de culto”.
No creo que llegue a tanto. No es un mal
film pero tampoco es una maravilla ni tiene algo novedoso. Una simple historia
de venganza como hay tantas: una secta satánica que comete un crimen horroroso
y el viudo que va tras de ellos. En el medio unos motoqueros/criaturas salidos
del infierno que han hecho desastres varios durante mucho tiempo (pero que
nadie sabe mucho de ellos), y son malísimos, pero pueden morir sin ningún tipo
de conjuro o rito…
Es destacable el aspecto visual del film, en
manos de un director cuya obra anterior es muy personal y estilizada (Beyond the Black Rainbow, 2010) pero
cuya historia es más elaborada y redonda que esta, al menos en mi opinión
personal.
Y después está Nicolas Cage que se desborda
como nunca; y en este punto es donde me pregunto si otro actor no hubiera sido
capaz de mostrar el desorden interno del personaje y la locura, y ser de esa
manera más shockeante para el espectador. ¿No es esto lo que uno ya espera de Cage en estos momentos de su carrera?
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