Cuando estoy en
casa todo parece estar bien, y no lo digo yo, lo cantaron los Beatles en uno de
sus clásicos hace décadas. Siento que es así. ¿Ustedes que piensan?
Yo creo que es verdad, mucho más cuando
tenemos la suerte de estar calefaccionados en invierno y refrigerados en
verano, el estado de bienestar al que llegamos una vez que terminamos la
jornada laboral y desandamos la ciudad en busca de amparo.
Naturalmente, el pensamiento puede variar un
poco si estamos de vacaciones en una playa o en las montañas. El aire libre
siempre es placentero, sin embargo, a pesar de que todos merecemos alejarnos un
poco y descansar, a mí me intimida la idea de dejar el hogar, aunque apenas sea
por un par de días.
Todavía no sé si se trata del temor a lo
desconocido, a enfrentar lo que nos espera en la ruta, o el simple hecho de
dejar atrás a los recovecos conocidos, a las macetas de la terraza, a los
fantasmas de los recuerdos que deambulan por nuestro hogar.
Cuando estoy en casa todo parece estar bien,
los ruidos de los autos en la calle, los bocinazos, los gritos del vendedor de
objetos usados, la araña en una esquina del techo, la mancha de humedad que no
para de crecer…
Puede que sea aburrido o poco aventurero,
pero en este momento se me ocurrió algo, ¿Qué sucedería si al irme a cualquier
parte me pierdo y no me encuentro?
¿Qué sería de mi casa? ¿Qué sería de mis
discos y mis libros?
¿Alguien tiene la respuesta?
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