lunes, 14 de octubre de 2019

La tumba de Ligeia


(The Tomb of Ligeia, Roger Corman, 1964)



   Inspirada en el relato corto Ligeia de Edgar Allan Poe, Corman nos entrega su última película del ciclo de adaptaciones de este autor, en la que se destaca la utilización del color, luces, sombras y algunos segmentos oníricos en los que brilla una atmosfera gótica que recuerda a la productora Hammer.
   Todo comienza con el entierro de Lady Ligeia en una abadía, la reticencia del sacerdote a realizar el rito funerario y el convencimiento del viudo acerca de que su esposa regresará de la tumba.
   Tiempo después una muchacha conocerá accidentalmente al torturado viudo y se casará con él, sin saber que un destino oscuro la espera en la lúgubre mansión de su marido, en la que la presencia de un gato negro salvaje y algunos hechos extraños, le harán dudar de su cordura y especialmente, de la de su esposo que suele entrar en trances hipnóticos cada vez que llega la noche.
   Como es natural, Vincent Price aporta su habitual capacidad para encarnar a estos torturados personajes, y es interesante la presencia de Elizabeth Shepherd interpretando a Ligeia y a Lady Rowena, el resto del elenco no aporta mucho y tiene escuetas apariciones a lo largo de la trama, que en su parte final se vuelve algo confusa y cuya resolución no es muy convincente.
   De todas maneras, es un film magnífico para ver por su diseño artístico y por su aspecto visual, y porque siempre es un gusto ver a Price deambulando por esos tétricos castillos. 

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