(Nosferatu a Venezia,
Augusto Caminito, Mario Caiano, Italia,
1988)
Fallida continuación, si se quiere, de la
versión de Herzog (Nosferatu, 1979).
En esta oportunidad, el vampiro es resucitado por medio de una sesión
espiritista, albergado por gitanos, y atraído por una princesa, cuya familia
supuestamente tiene la maldición de ser presa del conde pero es la que lo
despierta…
Con un ritmo muy lento, casi soporífero, la
visión del film pasa por disfrutar de las imágenes de una Venecia hermosamente
fotografiada, la música de estilo clásico y un exquisito tema de Vangelis. El
resto es aguantar ciertos diálogos melodramáticos imposibles, la cara
melancólica de Kinski en los atardeceres y admirar la belleza de las actrices
que caen presa del vampiro.
Extraña realmente que con un reparto con
nombres importantes: Kinski, Christopher Plummer, Donald Pleasence y otros, se
haya llegado a este puerto…
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