martes, 26 de noviembre de 2013

Microficción 39

   Bajó del coche sintiéndose muerta. Sacó el cassette de sus cabellos y entró a la sala de exhibiciones.
   Un laberinto de imágenes y paneles uterinos la envolvieron con el calor de una playa cultivada por napalm.

   La crisis conceptual de las esculturas no podía ser revisitada, pero con la música del cuenco y los latidos almacenados, el resto de las obras todavía podían salvarse. 

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