jueves, 31 de marzo de 2011

Microficción 21

El clown desconocido -que siempre se sale con la suya-, puso una silla en la vereda y pidió un morcipan envuelto en zanahorias. -Hay que carnavalizar la vida-sugirió a los presentes y empezó a reír. Una estructura de cemento, telgopor y plastilina cayó sobre él y lo aplastó. La prisión del modernismo siempre encadena a la alegría del pasado.

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