(Eaten alive, Tobe Hooper, 1976)
Una vez más Hooper vuelve los ambientes rurales
del sur de los Estados Unidos, tal cual lo había hecho en su clásico La matanza de Texas, con grandes
resultados, sólo que en esta oportunidad el film no llega a buen puerto.
Una historia que suena mucho a Psicosis, un
guión predecible lleno de situaciones ridículas y un magro presupuesto, hacen
de este film una broma de mal gusto: el sádico dueño de un hotel posee un
enorme cocodrilo de mascota, el cual alimenta con sus huéspedes, y nadie en el
pueblo, incluida la policía no se da cuenta de eso. Lo único para rescatar es
la atmosfera malsana del hotel, su escenografía y el curioso elenco que cuenta
con grandes figuras como Mel Ferrer, Carolyn Jones, Stuart Whitman y Robert
Englund, eterno Freddy Krueger en uno de sus primeros trabajos.
Para ver como una extraña curiosidad…
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