Esta película llamó más la atención por la presencia de Daniel Radcliffe, dejando atrás el personaje de Harry Potter, que por la realización en sí misma. La cual es muy interesante.
Utilizando elementos del cine de terror clásico: una casa alejada, la presencia de fantasmas, niebla, soledad, pobladores evasivos, y un personaje atormentado, la productora Hammer es fiel a su estilo y nos brinda un film que sin ser aterrador, nos deja pegados al asiento.
Con alguna que otra aparición de fantasmas al mejor estilo oriental, esta producción no tiene nada que ver con el “Moderno cine de terror” estadounidense de asesinos seriales y sutilezas semejantes.
Recomendable para todos aquellos que creen que el cine de terror no son solamente sierras eléctricas.
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