martes, 14 de septiembre de 2010

Microficción 9

Una voz deformada anunció que todavía restaban muchos destinos por visitar. Justine, en su vestido de algodón negro se montó a su carro de fuego sin esperar un segundo.
Cuatro barajas volaron en el viento entre las nubes del invierno. Lo vivido es lo más extraño de aceptar, y a pesar de eso, el volar no es sólo para los pájaros. Segundos después, ella sonrió y continuó hacia el horizonte.

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