(Day of the
Independence: Resurgence, Roland Emmerich, 2016)
A veinte años de la película original (parece mentira que haya pasado
tanto tiempo y que a Hollywood no se le haya ocurrido realizarla antes), nos llega
esta secuela un tanto descolorida sin muchas novedades. Tal vez la principal
sea la ausencia de Will Smith y la otra que no se muestre la destrucción de
otras principales ciudades del planeta como sí nos habían enseñado antes.
Con una presentación no muy interesante de los nuevos personajes (hijos
crecidos, fundamentalmente), nos enteramos que los extraterrestres vuelven a la
Tierra, muy adelantada tecnológicamente respecto a nuestro mundo real, para
vengarse de la derrota que sufrieron a manos de los humanos.
Como es de esperar, abundan escenas de sentimentalismo barato y las
clásicas peleas aéreas que huelen mucho a Star Wars, y que habían funcionado
bien “como homenaje” en la primer entrega, pero ahora no…
El resto es ver como la raza humana (o un Estados Unidos multicultural)
logran vencer a los alienígenas y no mucho más.
El final, que promete más aventuras, no deja de ser una rareza, cuando
sentimos que los casi 120 minutos del film resultaron demasiado largos.
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