No one knows what it's like
To be the bad man
To be the sad man
Behind blue eyes
(Behind blue eyes- The Who)
Perseguido.
Maldecido.
Él no tenía la culpa de ser lo que era. Él
no había pedido que lo hicieran así. Una copia de un ser humano. Un replicante.
Un no nacido.
Se había ocultado en las sombras de la noche
esperando que las patrullas no lo encontrasen, pero ahora sentía frio y tenía
mucha hambre. Las horas habían pasado con una velocidad increíble pero el temor
no. El temor no se había ido y no creía que fuera a abandonarlo.
Estaba solo y sin lugar a donde ir. Su vida
había cambiado completamente. ¿Su vida? ¿Tenía una vida? No. Esa era una vida
prestada.
Ahora sabía la verdad. No era un ser humano,
era un andrillo, una cosa fabricada
en la Industria Cibernética Scott para servir a los humanos. Sólo que ahora
había dejado de ser útil para convertirse en una amenaza. Sólo porque el
estúpido chip que se encontraba en su cabeza había comenzado a funcionar mal y
le provocaba dolores que lo hacían revolcar por el piso.
No importaba que trabajase dieciocho horas
seguidas en la empaquetadora de alimentos, durante seis a la semana y cobrando
un mísero sueldo.
Había aguantado todo, excepto la detención
luego de haber sido examinado por los agentes de seguridad con el test Hampton & Fancher.
- ¡Eres un maldito porta-piel ojos azules!
- Ya me parecían que esos ojos no eran
naturales…
Las armas aparecieron en sus manos y solo su
agilidad y fuerza le permitieron escapar.
Creyó que en los márgenes del Barrio Chino podría ocultarse, pero de
alguna manera los hombres estaban tras sus pasos, y estaba aterrado. Su mente
no era capaz de entender el porqué de esa siniestra manipulación.
Un zumbido comenzó a recorrer el interior de
su cráneo y se mareó.
Se sujetó a una de las columnas del edificio
en ruinas en el que se hallaba. Después de un par de minutos se sintió mejor y
observó por la ventana. La visión de la ciudad golpeada por la llovizna y manchada
por las luces de neón lo conmovió. Algo le decía que nunca más iba a poder
observarla.
Un ruido a sus espaldas le indicó que no
estaba equivocado. Giró y los vio. Eran los dos agentes que lo apuntaban
nuevamente. Un ramalazo de luz en sus ojos le dio un efecto de deja-vu
cinematográfico.
- No fuiste muy lejos ojos azules. ¿No sabes
que no pueden escapar?
- ¿Por qué no pueden aceptarlo?
Rieron.
No les contestó. El instinto de
supervivencia era común en todos los seres vivos, aún en los artificiales,
lamentablemente los hombres no parecían saber eso.
- Tienes dos opciones andrillo. Puedes elegir entre la manera fácil o la difícil.
- Vienes y te disparamos o corres y te
disparamos igual.
- No elijo ninguna de las dos- susurró ojos
azules con la voz acongojada, y sin decir nada más se arrojó a través de la
ventana abierta.
Los agentes ni se inmutaron. Guardaron las
armas y se acercaron sin prisa al ventanal que ahora estaba vacío.
Miraron hacia abajo. Cinco pisos los separaban
del cuerpo inerte del replicante que yacía sobre sucios charcos de agua con los
brazos extendidos a los costados.
- Bueno, creo que podemos irnos a casa-
gruñó uno de los hombres.
- Ahá. No hay nada más que hacer acá. Desde
el móvil llamamos para que se lo lleven- respondió el otro.
Bajaron en el ascensor sin decir una
palabra. Llegaron al exterior y levantaron el cuello de sus abrigos. Pasaron
por delante del cuerpo como si este no existiese.
Los ojos azules se encontraban mirando fijos
hacia el cielo. Ya nadie iba a preguntarse qué había detrás de ellos…
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