(Les yeux sans
visage, Georges Franju, 1959)
Un clásico de culto, con elementos de terror y suspenso que no apeló a
los clásicos clichés del género, pero que todavía conserva momentos
inquietantes.
En el film, vemos los esfuerzos que realiza el doctor Génessier para reconstruir
el rostro de su hija, que había sido desfigurada en un accidente
automovilístico.
Acompañado por una fiel ayudante, el doctor secuestrará jóvenes rubias
de ojos azules, con las que tratará de restituirle la cara a Christine, la cual
vive recluida en la enorme y particular mansión con pasadizos secretos y un
siniestro laboratorio.
El equilibrio entre algunas imágenes llenas de poesía y los elementos
siniestros de la historia, hacen que este no sea un film de terror típico, pero
que de todas maneras es y ha sido muy perturbador.
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