Aquel
misterioso vínculo resultaba ser una carga, un peligro…
Los
mosaicos tenían toda la curiosidad del mundo y las langostas emanaban la
belleza y el vértigo de los timbales caribeños.
La
fórmula mágica no se sostuvo con la compañía de unas cortinas violáceas, por lo
que después de un tiempo, lo único que quedó fue el recuerdo de una migraña un tanto
obsoleta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario