(Enemy, Denis Villeneuve, 2014)
Sueños, imágenes extrañas, un rompecabezas que se irá armando de a poco
(o no), conforman una película cautivante que podrá disgustar a muchos, pero
que no puede provocar indiferencia alguna.
Tensa y por momentos paranoica, tiene muchos puntos de contacto con el
cine de David Lynch (imposible no pensar en Mullholland Drive), pero con menos
delirio ni dramatismo.
Para ver y disfrutar “con pinzas”, ya que
todo la historia y el final, merecen múltiples lecturas y teorías.
Olvídense del pochoclo.
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