Un demonio sinuoso comió el fruto prohibido
y un búho de siete cabezas se unió a las milicias celestiales para transitar
las galerías subterráneas.
Aquello fue un tren distinto y un baile con
una camisa de fuerza acolchonada.
El azar, cuadrúpedo e indomable, muchas
veces nos provee de encuentros muy apasionantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario