Tajante como un cuchillo había sido ese amor de muchos años, pero el tiempo había pasado, y ahora vestido de negro se había salido del libreto y pasaba su tiempo recolectando insectos.
Uno elige su camino, inmenso como la Luna de Enero o angosto como pierna de papagayo. Aferrado a una vela mojada, no había salido airoso de ese naufragio.
sábado, 26 de noviembre de 2011
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