Un pato, convertido en zombie, le reprochó a la eternidad sobre el verdor de los ramajes y de las promesas que jamás habrían de cumplirse.
Lo que no sabía era que una olvidad pieza de plástico o una vieja novela, podrían ser la alternativa al final del holocausto nuclear que atrofiaba su glándula pineal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario