Los problemas existenciales del mundo podrían resolverse si las hormonas no estuvieran tan revolucionadas o si ciertas estrellas no estuvieran tan ocultas.
Sin lágrimas y sin gritos la tierra podría crecer a la altura de lo que se merece.
Si no repitiéramos tantas palabras vanas frente al espejo, las almas de ciertos arboles podrían elevarse al cielo y ulular como búhos hacia el horizonte.
viernes, 20 de mayo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario